miércoles, 15 de diciembre de 2010

¿El Mossad detrás de Wikileaks?


Desde que detonó la más reciente ráfaga de filtraciones de cables internos del Departamento de Estado por Wikileaks, que es un verdadero tsunami global de perfidia que deja mal parado a Estados Unidos, se ha gestado una dinámica interesante que obliga plantear si es una divulgación casta y pura de la (des)información –ya no se diga, la selección a cuenta gotas muy personal de su gerente Julian Assange, el polémico australiano de 39 años, algo así como un nuevo héroe anónimo en búsqueda de la piedra del Santo Grial de la verdad absoluta– o si algún servicio muy especializado de inteligencia se encuentra detrás de su divulgación masiva, pero selectivamente desestabilizadora, con propósitos aviesos.
Durante la primera semana del estallido de la vorágine de Wikileaks de más de un cuarto de millón de cables –que tomará analizar siete años por lo menos, de acuerdo con el propio Assange, hoy detenido por la acusación penal de violación sexual en Suecia y una orden de aprehensión de la Interpol–, nos llamó la atención que la teocracia chiíta iraní de los Ayatolás haya surgido como el maldito de la película, mientras Israel era tratado con una tersura inusitada (hecho acreditado por la misma prensa israelí en su conjunto).
Los afectados han reaccionado de manera diferente en los cuatro rincones del planeta. Los primeros días de la filtración, el foco de los grandes periódicos occidentales fue Irán y, en general, el gran Medio Oriente, donde son puestos en la picota los gobiernos de Pakistán y Afganistán.
Pese a la gravedad en el Noreste asiático, el tema de Corea del Norte no fue tan profundizado como el de Irán y sus vecinos árabes del Golfo Pérsico que tampoco salen muy bien librados.
Existen mil maneras y métodos de abordar los contenidos hasta ahora conocidos, y abundan quienes poseen sus propias pistas y sus muy respetables teorías que por el diluvio de datos son inevitablemente reduccionistas. Así las cosas, no pretendemos poseer la única interpretación universal al respecto y sólo nos consagraremos a destacar el cui bono del asunto, aplicado específicamente al gran Medio Oriente: la identidad de a quién(es) benefician las filtraciones al corte de caja de hoy, lo cual puede afianzarse o ir variando, y hasta desvanecerse, en las próximas semanas, meses y hasta años.
Es evidente que la lectura de las filtraciones respecto de Rusia, Europa, Coreo del Norte y Latinoamérica (donde el estado de “salud mental” de los mandatarios de México y Argentina es enjuiciado severamente con el simple hecho de realizar las preguntas pertinentes) es tan específica como la muy singular situación del gran Medio Oriente.
Ya habrá oportunidad de escudriñar estricta y serenamente el contenido de los cables –muchos de los cuales pecan de imprecisiones, inconsistencias, contradicciones y hasta son disparatados.
Baste por ahora señalar que no necesariamente todo lo que se dice en los cables, primero, es verdad (mucho depende del prisma del diplomático en turno en un lugar dado), y segundo, sea tomado en consideración por la Casa Blanca que en última instancia posee el monopolio del botón nuclear y que además cuenta con un abanico de input informativo desde su ejército (la Defense Intelligence Agency, DIA), pasando por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), hasta la depuración cupular en el Consejo de Seguridad Nacional. Los cables son un canal de los varios que posee el presidente Obama, quien en su calidad de comandante supremo tiene la última palabra.
Que la “diplomacia” de Estados Unidos haya sido expuesta en su peor rostro degenerado e indecente tampoco es nada sorprendente.
No faltan quienes hayan fustigado que varios de los cables de los embajadores de Estados Unidos pudieron haber sido formulados después de una sobredosis de cócteles (hoy la principal y vana tarea de la anacrónica “diplomacia” que en su conjunto ha quedado herida de muerte).
Si quieres más información aqui está el enlace:http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2010/12/12/%C2%BFel-mossad-detras-de-wikileaks/

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